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Preguntas en torno a la génesis de las lenguas criollas
Publicado por Marie-Christine Hazaël-Massieux el June 30, 2011
Por Marie-Christine Hazaël-Massieux, profesora de lingüística en la universidad de Provenza, autor de Textos antiguos en criollo francés del Caribe: historia y análisis (Textes anciens en créole français de la Caraïbe : histoire et analyse), Publibook, 2008.
¿Qué significa la palabra « criollo »?
Cabe subrayar la ambigüedad de la palabra criollo. Es a menudo escuchada como sinónimo de « lengua mixta » – por otro lado un concepto difícil de definir – y olvidamos que es primero un adjetivo que caracteriza totalmente todo « producto » nacido en las islas de padres venidos de otros lugares: así es como se habla por ejemplo de «vacas criollas » o de « cerdos criollos » y por ende de niños criollos (criollos blancos o criollos negros).
Al principio, este término no significa pues de ninguna manera « mestizado » sino que nos recuerda que los padres/antepasados no son originarios de la colonia.
Dueños y esclavos
Entre el siglo XVI y el siglo XVIII, vimos nacer lenguas criollas (lenguas de las poblaciones criollas) en muchas colonias europeas que, según el origen de los colonos, se les llama criollos portugueses, criollos ingleses, criollos franceses…
Los criollos de base francesa nacieron todos en situaciones de contactos lingüísticos intensos, haciendo intervenir las lenguas habladas por los dueños y por los esclavos. Venidos de diversas regiones de África, estos esclavos hablan lenguas muy numerosas que no les permiten comprenderse y ser comprendidos.
Además, en el transcurso de las décadas, cumplen funciones nuevas y variadas: trabajadores del campo, primero, pero también artesanos, obreros especializados en las diferentes áreas útiles en la vida de la colonia, lacayos que sirven en la « grand’case » e incluso a veces progresivamente liberados, vendedores o negociantes para ocuparse de los negocios del propietario en la ciudad – lo cual permite explicar la complexificación y el enriquecimiento progresivo de la lengua local de comunicación, que sin embargo no suplanta jamás completamente al francés en ciertas funciones.
Los no criollos que desembarcan son también incitados a aprender el « hablar de las islas » que conoce así transformaciones rápidas. Se convierte en medio de comunicación para el conjunto de la sociedad (misioneros, dueños, comerciantes) a medida que ésta se desarrolla. Y es finales del siglo XVIII que se empieza a designar como « criollo».
Si el origen francés parece a menudo más fácil de demostrar en los criollos que la influencia, sin embargo cierta, de las lenguas de los esclavos, es porque:
- en la búsqueda de una lengua de comunicación diaria común entre el dueño y los esclavos, la dominación social del dueño hace que su lengua se imponga como lengua de comunicacion diaria, a manera de francés aproximado que sirve también para los intercambios entre esclavos cuando éstos no tienen una lengua africana común;
- toda promoción social parece entonces pasar por el francés (ver papel de las mujeres, a la vez criadas, nodrizas y concubinas) y los esclavos intentan adquirir esta lengua en la perspectiva de una liberación
- Los primeros escriptores del idioma local son francófonos y tienden a interpretar hacia el francés que conocen, las formas que oyen en la boca de los esclavos.
Los textos antiguos
Desde el principio del siglo XVIII en el Caribe, un poco más tarde en el Océano Índico, documentos escritos muestran la existencia de lenguas criollas, no muy claramente distintas aún de una isla a la otra dentro de una zona geográfica específica.
Por otro lado, las lenguas presentes, particularmente las lenguas africanas, no son las mismas en el Caribe y en el Océano Índico y esto basta para explicar ya en parte la existencia de diferentes criollos.
Los testimonios escritos de esos tiempos de génesis son preciosos y permiten seguir en el transcurso de los años, luego de los siglos, las evoluciones de estas lenguas: los intercambios, muy rudimentarios al principio, se convierten progresivamente en enunciaciones elaboradas, desarrollando todas las funciones necesarias; la lengua se construye, con los ajustes progresivos que se efectúan con el paso de las décadas para satisfacer la necesidad de comunicar.
La larga maduración de las lenguas criollas
En el transcurso del siglo XIX, vemos fijarse las formas más características de cada criollo. El léxico, de base francesa principalmente, sabe acoger nuevas palabras, a menudo de orígenes africanos diversos, pero también el malgache, incluso las lenguas de la India, para los criollos del Océano Índico. Y como siempre, las nuevas palabras prosiguen su evolución, tanto en el plano semántico como formal, con el pasar de los siglos.
No obstante, lo más característico y lo más fascinante es ver desarrollarse una gramática original y funcional, nacida precisamente en estas situaciones de contactos lingüísticos mientras que cada uno intenta interpretar la lengua del otro. Las unidades gramaticales que se llega a separar y analizar, cuando se quiere intentar ponerlas en contacto con formas atestiguadas anteriormente, aparecen como profundamente transformadas.
A menudo no pueden ser más que muy difíciles de relacionarse con una lengua más que con otra, debido a la evolución rápida de las formas gramaticales con relación a las formas lexicales. ¿De dónde vienen exactamente los morfemas gramaticales como « ap », « ka » (con valor de progresivo), « ti » (pasado), « ké » (futuro, que suplanta un « va » de origen), « i » (modal o aspectual en reunionés), etc.? Las soluciones que consisten en acercar estas formas de formas francesas en uso son seductoras, pero podemos dudar para que sean suficientes.
El análisis sistemático de textos antiguos permite actualizar los caminos de esta evolución hasta las lenguas criollas modernas – lenguas completas que permiten decir todo a quién sabe practicarles recurriendo a las formas lexicales y gramaticales que las constituyen.