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Los samis: Un pueblo ejemplar, gracias a su capacidad para combinar tradición y modernidad
Publicado por Marie Roué el December 18, 2011
Por Marie Roué, etnóloga, directora de investigación en el CNRS (Centro nacional de investigaciones científicas) / Museo de historia natural. Especialista en los pueblos árticos, conoce y estudia a los samis desde 1969.
Los samis viven en un territorio que llaman Sapmi (Laponia) y que se extiende a lo largo de 4 países: Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. A pesar de las fronteras y de las legislaciones diferentes de cada país, los samis han sabido conservar un fuerte unidad, tanto lingüística como cultural.
Los orígenes
Los primeros indicios de vida encontrados por los arqueólogos en esta región pertenecen a los ancestros de los samis. Se trata de los vestigios de un campamento próximo al mar situado en la isla de Sørøya en Noruega, que datan de entre 11 000 y 8 000 años A.C.
Se encontraron a continuación pruebas arqueológicas que demostraban que grupos de cazadores-pescadores samis se aventuraron hacia el interior de la Laponia sueca: en aquella época ya cazaban renos salvajes y alces. El clima era por aquellos entonces más cálido que en la actualidad, con unos inviernos más suaves y unos veranos húmedos.
A partir del s.XVII, la colonización y la cristianización adquirieron una mayor importancia e incluso se intentó mediante el método fuerte convencer a los samis para que abandonaran su religión tradicional, el chamanismo. Se llegó incluso a quemar a los chamanes con sus tambores. Una parte de las creencias de sus ancestros sigue sin embargo viva, aunque no sea muy evidente al haberse mezclado con otras religiones y culturas.
¿Cuántos son hoy?
Es difícil determinar el número de samis, ya que en cada país los criterios son diferentes. Un sami es el que se declara como tal, o el que habla sami, o el que tiene al menos a su padre, su madre o sus abuelos que hablan sami.
Se puede así estimar que hay alrededor de 70 000 samis, de los cuales 2000 vivirían en Rusia, 6000 en Finlandia, 40 000 en Noruega y 20 000 en Suecia.
Un pueblo de criadores de renos: ¿Mito o realidad?
Originariamente, los samis eran cazadores-pescadores-recolectores. La crianza no se desarrolló hasta el s.XVIIm debido a la disminución del número de animales salvajes provocada por la colonización escandinava.
En la actualidad, los criadores de renos son una minoría: en Suecia, por ejemplo, son sólo 2000, o sea alrededor del 10% de los samis.
En lo que respecta al resto, muchos han emigrado hacia las grandes ciudades del sur para realizar trabajos más “clásicos” y otros han retomado su actividad de pescadores tradicionales, a pesar de la importante competencia de la pesca industrial.
Y es que son muchas las dificultades a las que se enfrentan los criadores. La explotación de la riqueza minera de su territorio y el desarrollo de la industria forestal amenazan los pastos de liquen de los que dependen los renos durante nueve meses al año.

Avances políticos
Los samis siguen defendiendo sus derechos políticos y territoriales, que se van reconociendo progresivamente.
Ya tienen un parlamento en Suecia y Noruega. En Suecia, este parlamento tenía en origen muy pocos derechos: su acción estaba restringida al campo de la cultura y no podía intervenir sobre cuestiones económicas. La crianza del reno dependía del Ministerio de agricultura, o sea del Estado sueco.
Hoy en día, el parlamento sami avanza cada vez más hacia un papel socio-económico: se ocupa en especial de la crianza y de las relaciones con el Gobierno cuando llega un año crítico que requiere de la ayuda del Estado.
Cuestiones importantes como la de los animales de presa también son de su incumbencia: el lobo, el águila, el lince, el glotón, etc. son especies protegidas que se nutren de los renos. La cuestión que aquí se plantea es saber si el país de los samis puede servir de despensa de toda la vida salvaje que Suecia y el mundo en general quieren conservar, a sabiendas de que lo sería en detrimento de los criadores de renos.
Un pueblo muy arraigado a su modo de vida y cultura
El arraigo de los samis a su cultura es notable. Perpetúan su relación con este paisaje, este país, este modo de vida a pesar de las dificultades materiales y económicas. Saben que si abandonan, su linaje se perderá y sus hijos y nietos no podrán retomar la crianza. Así que continúan por ellos mismos, pero también para transmitir su cultura.
Miran con humor la complejidad de su situación. Uno de mis amigos de las montañas suecas me dijo riendo: “Como ya no queda gran cosa que hacer este verano, voy a irme de vacaciones para trabajar como peón en Noruega porque allí se gana más, y, con ese dinero, podré continuar con la crianza a mi vuelta.”
Confían en su capacidad de adaptación, incluso a los cambios climáticos, pero se preguntan: “El nomadismo ha sido de siempre nuestro modo de vida: si no quedan recursos aquí, vamos a otro lugar. Pero cuando haya un aeropuerto en tal sitio, una ciudad en tal otro y bosques protegidos en otro, ¿Cómo podremos continuar?”
En la actualidad, los samis se encuentran en una encrucijada sobre las cuestiones mayores de nuestra época: ¿Cómo ser moderno conservando la tradición, cómo seguir siendo uno mismo sin caer en el folklore? Desarrollan estrategias que les permiten responder a estas cuestiones, y podemos decir que son un pueblo bastante ejemplar por el valor que muestran al enfrentarse a todos los retos que les impone la modernidad.
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Leer la ficha descriptiva de las lenguas sames