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¡Dejemos de encerrar a los mayas en sus pirámides!
Publicado por Valentina Vapnarsky el December 1, 2011
Por Valentina Vapnarsky, Investigadora en Antropología Lingüística en el CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica), Directora del Centro de Enseñanza e Investigación de Etnología Amerindia del LESC (Laboratorio de etnología y de sociología comparativa) (CNRS & Universidad París Oeste) http://erea.cnrs.fr/
En un momento en el que se habla de las profecías mayas de fin de ciclo calendario y se admiran en los grandes museos internacionales las joyas de los mayas prehispánicos, conviene recordar que el pueblo maya aún existe y cuenta con una importante diversidad lingüística y cultural. Está presente en un área cada vez más amplio, que va de sus territorios de origen hacia el norte del continente americano.
Un pueblo resistente
Resistentes y dinámicos a pesar de cinco siglos de colonización y opresión brutales, y a pesar del atractivo y encanto de la impetuosa modernidad, los mayas han sabido recrear continuamente nuevas marcas de identidad. Las crisis que han recorrido los siglos de la civilización maya son testigo de su profunda resistencia.
Pero, a pesar de su capacidad para renovarse, muchas lenguas mayas, y en consecuencia también el saber cultural de los que las hablan, se encuentran actualmente en una situación de alarmante fragilidad. Y sin embargo, están a punto de conseguir el reconocimiento necesario para su reorganización.
Unas lenguas muy diversas y muy antiguas
Las lenguas mayas, que remontan a alrededor de 4500 años, han variado y evolucionado cada una a su manera a lo largo de los siglos. La mayoría son incomprensibles entre ellas, a pesar de compartir la mayor parte de sus raíces léxicas y algunos aspectos gramaticales y fonológicos. Una tal diversidad lingüística, asociada a una gran variedad dialectal, es rara en el caso de un territorio relativamente limitado, concentrado en 340 000 m2 de tierras altas y bajas en el norte de América Central.
La localización de los grupos mayas en esta área nunca ha sido estable. Los mayas han conocido importantes migraciones, debidas en su mayoría a acontecimientos dramáticos. Las más recientes se produjeron como resultado de las masacres de poblaciones indias en Guatemala de los años 80, del movimiento zapatista de 1994 en Méjico, del empobrecimiento de las tierras y de la violencia de los cárteles de droga.
Centenas de millares de mayas de diversos orígenes (mam, k’anjobal, q’iche’, tojolabal, q’eqchi’, poptí, kaqchikel…) huyeron de Guatemala a Méjico, de Chiapas (tzeltal, tzotzil, chol, …) hacia la península de Yucatán, de las zonas rurales hacia los grandes centros urbanos y turísticos, de Cancún a Estados Unidos. Se calcula que en la actualidad hay cerca de 250 000 hablantes de lenguas mayas en Estados Unidos y Ciudades o pueblos donde conviven más de una media docena de lenguas!
Contraste de las distintas situaciones
De la treintena de lenguas maya de las que tenemos conocimiento en la época de la colonización, 29 continúan siendo utilizadas por cerca de 6 millones de hablantes. Su estado conoce sin embargo un gran contraste: el itzá y eltz‘utujilestán muriendo con tan sólo un puñado de hablantes mayores, mientras que cerca de 800 000 personas hablan yucateco y más de 400 000 q’eqchio mam. Pero estas elevadas cifras pueden de hecho esconder un importante declive.
Incluso las lenguas con un número de hablantes creciente – debido a la demografía – están fragilizadas. En realidad, la proporción de hablantes de lenguas maya, y más concretamente de lenguas indígenas, está disminuyendo: se aprenden cada vez menos en tanto que lengua materna y a los niños se les habla cada vez menos en estas lenguas.
Además, las zonas donde tienen una mayor importancia están a menudo divididas entre, por un lado, las poblaciones más pobres y aisladas, y, por otro, las élites intelectuales mayas. En el primer caso, el monolingüismo maya se vive generalmente mal, ya que es fuente de prejuicios y obstáculos sociales. La élite intelectual, por su parte, se desarrolla, pero, a pesar de sus esfuerzos, es difícil ir en contra del creciente desuso de estas lenguas entre los jóvenes que buscan escapar de la pobreza y que se sienten atraídos por la modernidad.
Avances prometedores pero amenazados en Guatemala
Para preservar y dinamizar esta riqueza lingüística, es necesario que haya un reconocimiento real a nivel oficial, educativo, cultural, político y jurídico.
En Guatemala, donde más de la mitad de la población es de origen maya, la creación de la Academia de Lenguas Mayas en los años 90 permitió que los mayas tuvieses un control sobre estas lenguas, lo que ha contribuido a la formación de lingüistas y actores culturales reconocidos por la calidad de sus investigaciones científicas, y su implicación en programas de valorización lingüística y cultural. Pero la perennidad de estos últimos se ve amenazada por los profundos problemas por los que atraviesa el país.
Una situación ambivalente en Méjico
En 2003, se aprobó en Méjico una ley que implica el reconocimiento y la protección de los derechos lingüísticos individuales y colectivos de las poblaciones indígenas, así como la promoción del uso y desarrollo de sus lenguas. Dentro de este marco, se han realizado múltiples avances: La creación de un Instituto gubernamental dedicado a ello, la realización de inventarios y descripciones de las distintas lenguas (bajo la dirección de un investigador maya, F. Briceño Chel), la producción de material de enseñanza multimedia y material de difusión, acciones piloto de formación de profesorado y traductores, etc.
El objetivo es responder a unas necesidades, inmensas a la par que concretas, tanto en el plano educativo como en el jurídico: permitir que un maya no vea cómo la educación formal ridiculiza su cultura y sabiduría, la alfabetización en su lengua materna, comprender y hacerse comprender en un contexto jurídico y poder así garantizar su defensa.
El camino que aún queda por recorrer es largo y los apoyos gubernamentales son ambivalentes e inconsistentes. A pesar de la ley existente, la mayoría de las administraciones se burlan y rechazan escuchar al que viene hablando en tseltal, tojolobal o chol;mayas a los que literalmente no se les entiende se ven sometidos a una justicia de doble raso, y, aún hoy, se puede leer en la entrada de las escuelas supuestamente bilingües carteles que prohíben el uso de la lengua materna.
Dejemos por lo tanto de encerrar a los mayas en sus pirámides. Escuchemos sus voces en sus propias lenguas; esas lenguas que, en su uso cotidiano o en rituales, llevan y recrean tradiciones culturales milenarias, esas lenguas refinadas en las que el arte verbal y literario se renueva, esas lenguas ricas y complejas que, gracias a la implicación de sus hablantes, han contribuido al análisis de fenómenos mayores para la buena comprensión del funcionamiento y la diversidad lingüística.
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Para aprender lenguas maya:
INALCO – Diploma de Lenguas y Culturas Mayas –