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Contar en su lengua para contar mejor en la otra
Publicado por Gérard Lavigne el November 13, 2010
Para un enfoque etnomatemático del número en la escuela de Nueva Caledonia
Ciertamente, las matemáticas son universales, pero ¿la enseñanza de las matemáticas desarrollada en una cultura dada a través de la lengua de uno es universal? La pregunta se hace de manera muy concreta en Nueva Caledonia: en este lugar ¿se puede reproducir idénticamente la escuela francesa? Los resultados de esta reproducción, in extenso, muestran que más del 20% de los niños kanak y oceánicos salen de esta escuela sin certificado. Los ejemplos sobran para mostrar que son muchos los niños que llegan al 5to grado de primaria sin haber construido una relación positiva con el número, sino todo lo contrario.
Un elemento de explicación es sin duda el hecho de que esos niños no aprenden a contar más que en francés, idioma que no es la lengua materna de la mayoría de ellos. Sin embargo, la lengua francesa, que no es transparente para la lectura (con una ortografía frecuentemente diferente de la pronunciación), no lo es tampoco para la numeración. El francés mezcla las bases 10 y 20 con numerosas irregularidades y vuelve difícil la construcción de una relación positiva con el número.
¿Pero qué sucede con la manera en que las lenguas kanak y oceánicas hablan los números?
Las lenguas polinesias, como por ejemplo el tahitiano, el walisiano, el futunano, el maorí, o el samoano, hablan en verdadera base 10. Se necesitan solamente 12 palabras-numero para contar hasta 1000.
Las lenguas Kanak, por su lado, hablan generalmente en base 20 con las sub-base 5, regular. Es decir que a partir de 6, se dirá “5 y 1”, después “5 y 2” para el 7, etc.
En los dos casos, esta regularidad es la que permite construir los números de manera simple. Lo que es una condición muy favorable para el establecimiento de una relación positiva con la numeración.
Rémi Brissiaud, especialista de la didáctica de las matemáticas y profesor investigador de Psicología Cognitiva en la IUFM de Versalles (Institut Universitaire de Formation des Maîtres/Instituto Universitario de Formación de Maestros) lo ha establecido muy bien: « la manera en la cual los niños se apropian del número depende de la manera en la cual “se hablan” los números en su propia lengua, en la familia, en la escuela ».
De esta manera, aprendiendo a contar en su lengua materna, el niño kanak y oceánico podrá, por un lado, construir una relación positiva con el número. Por otra parte, podrá efectuar la transferencia necesaria para entrar en la numeración en francés. ¿No es verdad que la escuela, en situación de interculturalidad, debería investigar?