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La tradición multilingüe australiana en el contexto post-colonial
Publicado por Maïa Ponsonnet el March 22, 2011
Por Maïa Ponsonnet, Doctora en filosofía, asociada al CREDO (Centro de Investigación y de Documentación sobre Oceanía, CNRS, Marsella) y al departamento Lingüístico de la Australian National University, Canberra. Maïa Ponsonnet trabaja desde 1998 con la comunidad dalabón, en el Territorio del Norte en Australia, en particular sobre la documentación de las lenguas dalabón y kriol (criollo local).
« Lo siento, no hablo ‘aborigen’ »
Cuando hablo de mi trabajo y de mis actividades de investigación con los Dalabones, en el norte de Australia, suelo encontrarme con la pregunta: « ¿Habla usted aborigen? » La pregunta me la hacen algunas veces los europeos, que perciben frecuentemente a Australia como una entidad inmensa pero culturalmente uniforme; y algunas veces por australianos que no han tenido la oportunidad de confrontarse a los esquemas multilingües de las comunidades aborígenes de su propio país.
La idea de una Australia autóctona lingüísticamente homogénea es totalmente errónea. Los especialistas estiman que en 1788, cuando los primeros colonos británicos se instalaron en Sídney, el continente contaba alrededor de unas 250 lenguas distintas (sin contar los dialectos). Numerosos grupos autóctonos de Australia consideran la lengua como un marcador identitario capital: a menudo, utilizan los nombres de lengua más o menos como etiquetas étnicas, es decir denominaciones que designan grupos sociales más allá del nivel de la familia o del clan.
El multilingüismo australiano, una práctica durable, a grande escala
Sin embargo, la estructura lingüística y la función identitaria correspondientes a las lenguas no impidieron que los grupos australianos comunicaran entre ellos. Por supuesto, los representantes de grupos del extremo norte jamás tenían la oportunidad de entrar en contacto con los de regiones meridionales, por ejemplo. No se atravesaba el continente y sus 3 000 km de largo a pie – ni siquiera la mitad de tal distancia para encontrarse en Uluru Ayers Rock. Sin embargo, las personas y los grupos comunicaban: cambiaban bienes, técnicas, esposos y rituales, sobre vastos territorios, ya sea desplazándose físicamente, o por medio de intermediarios, cada grupo intercambiando con sus vecinos más cercanos, tejiendo así una red social elaborada.
El multilingüismo es a la vez la condición y la consecuencia de tal red de intercambio. En los grupos autóctonos de Australia, el aprendizaje de varias lenguas está considerado en general como un proceso espontáneo, siguiendo el curso normal del crecimiento y de la entrada en la vida de adulto.
La idea es que un niño aprenderá primero de las lenguas de su madre y de su familia más próxima; esto puede ser hasta tres o cuatro lenguas. Luego otras lenguas pueden ser adquiridas luego del matrimonio con un locutor / tora de una lengua diferente, o por interacción con otros grupos a través de rituales o diversos intercambios culturales. Las aptitudes lingüísticas son pues necesarias para interactuar socialmente como adulto separado; pero estas aptitudes son también la consecuencia de estas interacciones: el hecho de que un niño pueda naturalmente hablar varias lenguas en su entorno inmediato es una consecuencia de los intercambios de esposos entre diferentes grupos lingüísticos, intercambio que está en el corazón del intercambio cultural.
La diversidad lingüística australiana en nuestros días
Hoy, en la inmensa mayoría de las regiones de Australia, la realidad de los hechos difiere de este esquema tradicional. Numerosas lenguas han desaparecido, sus locutores las han reemplazado ya sea por una lengua aborigen vecina en lo sucesivo utilizada como lengua vehicular, o bien por un criollo (a menudo el kriol, el principal criollo australiano), o por el inglés (a menudo la variedad llamada inglés aborigen. Sobre cerca de 250 lenguas en el siglo XVIII, estimaciones recientes afirman que 145 son todavía habladas “en un grado más o menos elevado” (Lee y Obata, 2010). Entre éstas, muchas están seriamente amenazadas, con solamente un puñado de locutores. Unas veinte lenguas tendrían mejor salud, con un mayor número de sus locutores (a veces algunos millares) y su enseñanza que sería todavía asegurada entre los niños: el warlpiri y el arrente en el Centro, las lenguas yolngu, el bininj gun-wok en Tierra de Arnhem (península del Top End, el centro norte), el murrinh-patha, al este del Top End, el tiwi en la isla de Tiwi (mar de Arafura), el guugu yimidirr en Queensland, y otros …
La lengua australiana más difundida
La lengua aborigen australiana más difundida, sin embargo, está lejos de ser el kriol, un criollo local que se desarrolló y se difundió sobre varias regiones de la península del Top End a principios del siglo XX. Las diferentes variedades de kriol cuentan hoy por lo menos con 20 000 locutores, y son habladas hasta la cadena de Kimberleys.
El kriol goza de diferentes grados de reconocimiento entre sus propios locutores. Ciertas comunidades lo consideran como una variante del inglés, un “pidgin” o del inglés dicho roto (” broken English “); otros lo adoptaron como una lengua en sí, y la reivindican con orgullo y afecto. Sea lo que sea, por parte del número de sus emisores y su dinamismo, el kriol es un componente importante de la diversidad lingüística australiana, y un componente esencial del multilingüismo autóctono contemporáneo. Y sin embargo, el kriol es sumamente desconocido al nivel nacional.
A pesar de un cierto interés y curiosidad, el público australiano en general no sabe gran cosa respecto al kriol, o más globalmente respecto a las lenguas aborígenes, prácticas lingüísticas en las comunidades autóctonas, o incluso de la diversidad lingüística de manera general. Esta ignorancia relativa no es muy sorprendente en un país anglófono monolingüe. Y desde luego, esto no facilita la tarea de las comunidades autóctonas de Australia en su esfuerzo por conservar su tradición de multilingüismo.