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¿Cuál es el lugar del occitano en la República Francesa?
Publicado por Marie Jeanne Verny el September 15, 2011
Por Marie Jeanne Verny, profesor de la Universidad Paul Valery en Montepellier y secretaria de la FELCO (Federación de enseñantes de la lengua y cultura de Oc).

Carte Occitan
¿Qué es el occitano?
El occitano, la lengua de oc, es hablado en ocho regiones del sur de Francia (es decir un tercio del territorio francés), pero también en 12 valles de los Alpes italianos y en el Valle del Arán en España.
El número de hablantes es calculado generalmente entre 1 y 2 millones, aun cuando los que comprenden la lengua son mucho más numerosos.
Esta lengua conoce variedades en su territorio que no obstaculizan la comunicación y la distribución de la creación cultural.
Francés versus occitano
El occitano es testificado desde el siglo X. Muy pronto, se afirma como lengua de creación y de administración.
Pero la lengua de oc pronto debe hacer frente al francés, la lengua de oíl del norte del país: al principio era únicamente un símbolo de poder real, el francés en efecto se convierte en la lengua oficial y la lengua de las élites a partir del siglo XVI.
La escolarización masiva, desde fines del siglo XIX, impone al francés como lengua de comunicación y lleva a interrumpir la transmisión familiar de la lengua de oc. Si esta permanece pese a todo hasta los comienzos del siglo XX, la principal lengua de comunicación cotidiana de las clases populares, entonces parece normal y comprende a los interesados, ellos mismos, que la promoción social pasa por la escuela y luego por el rechazo del dialecto ligado a los orígenes populares.
Esta situación de conversión masiva al francés de las poblaciones occitanas dura todo el largo del siglo XX. Su carácter, que algunos han deseado ver mecánica e idealmente voluntaria disfraza en realidad un fenómeno complejo de auto-depreciación social.
Principio del reconocimiento oficial en el sistema educativo.
Desde los años 50, el occitano comienza a beneficiarse de un cierto reconocimiento público, en particular en el dominio de la educación.
La « ley Deixonne », en 1951, ha abierto, en efecto, tímidamente la vía de entrada del occitano en la enseñaza, una vía que progresivamente se extiende: horas facultativas de iniciación en la lengua, clases bilingües en paridad horaria de la enseñanza pública, y escuelas asociativas del estatuto privado o «calandretas”. El comienzo de la formación de maestros en los IUFM y en las universidades, un CAPES de occitano y un concurso específico para profesores de escuelas igualmente son puestas en lugar. Así, el occitano hoy en día es estudiado por varias decenas de millares de alumnos, de la escuela maternal a la universidad. Y las ofertas de empleo al pedir un buen conocimiento de la lengua, en la actualidad pasan el número de diplomas.
Cambio de mentalidades
Desde fines de la segunda guerra mundial, cuando la transmisión familiar desaparecía poco a poco, ha podido igualmente asistir a los grandes cambios en las representaciones. Las investigaciones lingüísticas muestran en efecto que una parte minoritaria, pero no desdeñable, de la población permanece fiel al occitano.
La palabra « patois » si aún es empleado para designar la lengua, lo es de menos en menos, precisamente a causa del «occitano», o de términos geográficos muy limitados, pero sin valor peyorativo (por ejemplo, «bearnés» o «provenzal» que son variedades de la lengua de oc).
La difusión progresiva de un sistema gráfico común a todas las variedades geográficas ha permitido, por otra parte, sostener y reforzar la idea de que el occitano, en su diversidad, podía ser una lengua «como las otras».
¿Un renacimiento durable?
En la huella de este cambio de mentalidades, de comportamientos nuevos aparecen y se desarrollan, el uso tal de sistemas de señalamiento bilingüe, o el empleo del occitano en el momento de las manifestaciones públicas, oficiales o no.
También asistimos al desarrollo de una literatura original, donde la tradición poética milenaria se completa con una riqueza de publicación de obras en prosa (Max Rouquette, Bernard Manciet, Marcelle Delpastre, etc.). La creación musical no está a la zaga y se moderniza: «nueva canción» de los años 70-80, grupos recientes como Massilia o Fabulous Troubadors etc.
De nuevo, muy recientemente, el occitano entra con fuerza al Internet, con una abundancia de lugares especializados, de blogs y foros donde los utilizadores, jóvenes la mayor parte, utilizan el occitano como lengua de expresión.
Estas manifestaciones de un sentimiento favorable, activo o pasivo, con respecto a la lengua y la cultura occitanas no deben, sin embargo, ocultar los obstáculos: la interrupción de la transmisión familiar, la ausencia de la visibilidad social, el reconocimiento oficial y la falta de una política voluntaria a favor de la lengua impiden considerar un real cambio profundo de tendencia.
Fuerza es comprobar que pese a un importante dispositivo legal (convención UNESCO sobre la protección y la promoción de la diversidad de expresiones culturales, resoluciones de la Unión Europea en favor de las lenguas regionales, artículo 75- 1 de la Constitución francesa, etc.), Francia siempre sufre al medir la riqueza cultural efectiva de su plurilingüismo y su potencial de creación. Así, las otras lenguas habladas en su territorio son pensadas y designadas, lo mejor posible como un suplemento del espíritu cuyo interés es únicamente afectivo, lo peor como un obstáculo en la unidad nacional y /o en la construcción republicana. De donde la urgencia de una adaptación de la legislación para la elaboración de una ley muchas veces prometida.

Foto : Georges Souche (http://georges-souche.com/)