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Cuento del Dios del río arriba y del Dios del río abajo en lengua akélé, Gabón
El akélé es la lengua de Gabón. Es una lengua bantú, hablada por una población muy dispersa a través del país. Los Akélé son pescadores y agricultores que viven a lo largo de los ríos Ogooué y Ngounié, y en la región de los lagos alrededor de Lambaréné.
El cuento (apiret en la lengua akélé) es un género oral que sirve de herramienta pedagógica. El cuento del Dios del Río arriba y del Dios del Río abajo pone en relieve a Dios como fuente del conocimiento y de la sabiduría. Es explicado por Hugues–André Awanhet Ntawanga, estudiante de doctorado en antropología, diplomado en ciencias políticas y en relaciones internacionales.
Cuento del Dios del río arriba y del Dios del río abajo en lengua akélé
Lingüista: Jean-marie Hombert
Imágenes y sonido: Luc-Henri Fage
Traducción: Hugues Awanhet
Montaje: Caroline Laurent
Entre los Akélé existen dos dioses, posicionados según un eje vertical que va del río arriba (mbékô) al río abajo (nkèlô).
Arriba, es decir río arriba, se encuentra un dios alejado, que es preponderante y no tiene ninguna relación directa con el hombre. Abajo se encuentra el Dios del río abajo, Ndjambiet, el que se inscribe en la temporalidad. Este dios no es otro sino la simbolización del hombre.
Es padre y jefe de familia, poseedor del conocimiento y de la sabiduría, los dos útiles para la formación de las consciencias y de la administración de la célula familiar.
Sus dos esposas simbolizan y llevan con ellas valores que él mismo encarna y defiende: la primera, Ngwépasset, es la guardiana de la memoria, la que dirige el hogar y cuida el pueblo. La segunda, Langorelet, no guarda rencor, no se encoleriza y está siempre de buen humor.
A estos valores y a estas cualidades se agregan un conjunto de conocimientos y de habilidades útiles para la vida, los cuales son representados por el morral.
Ndjambiet simboliza así la sabiduría y el conocimiento, pero sin embargo su familia experimenta los males propios a las sociedades humanas: la exclusión, el egoísmo, el rechazo y el desprecio.
Pero, ¿por qué esos males cayeron sobre la comunidad lugareña? Es porque Dios está muerto, dice el cuento. Efectivamente, la desaparición de Dios ha provocado la pérdida de indicaciones y de orientación en la vida de los hombres. También trajo consigo el desprecio del conocimiento y Dios se volvió inasequible para aquellos que ignoraban sus instrucciones.
La exclusión del hijo mayor, Kotakiaein, es la expresión de esos males, los cuales gangrenan a la familia. Kotakiaein es despreciado, ya no lo quieren en el pueblo, pero es en realidad un hombre cumplido porque él es el depositario de las instrucciones de Dios, necesarias para la vida. Y es gracias a la capacidad del hijo menor para reflexionar y para dirigirse a su mayor que Kotakiaein regresa con los suyos para desatar el problema. Puede entonces reunir a los unos y a los otros y restaurar las relaciones ya que ha comido la carne de Dios.
Así, el cuento muestra la necesidad de cohesión social y de relaciones humanas de calidad en el seno de una comunidad, ya que de esas relaciones salen soluciones para la solidaridad y para compartir. Así indica que la clave es el conocimiento dado por el padre que permite tomar las decisiones correctas y ponerlas en marcha.
(Este cuento ha sido filmado en el lago Onangué en la provincia de Moyen-Ogooué en Gabón en junio de 2009).