Imprimir |
10 de octubre de 2011: Artículo del New York Times sobre las consecuencias del bilingüismo sobre los bebés.
Si algunos han temido durante largo tiempo que los niños expuestos muy pronto al bilingüismo sean minúsválidos en la adquisición del lenguaje, todas las investigaciones recientes tienden en gran medida en probar lo contrario. Es lo que relata este artículo del New York Times basándose en los estudios de eminentes investigadores de las diferentes universidades norteamericanas, que todas convergen hacia los mismos resultados.
Ellen Bialystok, profesor de psicología en la Universidad York de Toronto, ha demostrado, por ejemplo, que los niños bilingües han desarrollado además de su doble vocabulario, capacidades esenciales: aprender a resolver los problemas de lógica, también pueden a la vez realizar muchas tareas, etc. Incluso afirma que “los niños que son bilingües desde su temprana edad tienen un desarrollo precoz de la función ejecutiva”. Se sabe que esta función es capital puesto que ella reagrupa un gran número de capacidades ligadas a la anticipación, la planificación, la organización, la resolución de problemas, el razonamiento lógico, el pensamiento abstracto, el aprendizaje de reglas, la atención selectiva, la iniciativa, etc.
Otro científico, Janet Werker, profesor de psicología en la Universidad de Colombia Británica, remonta mucho más lejos, a la vida intrauterina: experiencias que en efecto han demostrado que el feto percibe los ritmos y los sonidos del lenguaje, y según al que ha sido expuesto, una o varias lenguas, el niño al nacer será más o menos flexible, más o menos lingüísticamente abierto. Y al crecer en un contexto bilingüe, estos niños desarrollarán estrategias para que sus cerebros puedan bien diferenciar las lenguas y aprenderlas.
El artículo cita otro estudio interesante, conducido por investigadores de la Universidad de Washington: a la edad de 6 meses, los niños criados en un medio monolingüe son capaces de marcar la diferencia entre los sonidos emitidos en su lengua habitual y los que son emitidos en otra lengua que no conocen. Pero a la edad de 10 a 12 meses, estos niños no son capaces de percibir los sonidos de una lengua desconocida. Los investigadores interpretan esto como “un compromiso de las neuronas” que permite que el cerebro del niño se condicione para comprender y aprender los sonidos de una sola lengua.
A la inversa, los bebes a los 6-9 meses, que crecen en un medio bilingüe no distinguen las diferencias fonéticas entre las dos lenguas pero cuando crecen, hacia los 10-12 meses, ellos son capaces de identificar los sonidos de las dos lenguas.
Y Patricia Kuhl, co-directora del Instituto de Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington concluye: “lo que muestra este estudio es la variabilidad que implica la experiencia de los bebés bilingües que hace que ellos permanecen abiertos. Ellos no muestran estrechamientos de la percepción tan pronto como los bebés bilingües.”