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Cuento bedik n°3: la mona que se transformó en jovencita
Nos encontramos aún al este de Senegal, en el pueblo bedik de Bandafasi, junto a la fogata con la narradora Aminata Camara y su público.
Los protagonistas de la historia de hoy son otra vez animales, pero sin embargo cambiamos de escenario: después de la hiena y el hipopótamo de la semana pasada, es esta vez una historia de mona y de monos la que nos propone Aminata.
Entre los Bedik como en otros lugares, los monos tienen la reputación de ser astutos. De hecho, la mona de este cuento es muy ingeniosa, pero… ¿tendrá ella la última palabra? Nada es tan seguro…
Ver el cuento bedik n°1: «el huérfano vengado por el bosque»
Ver el cuento bedik n°2: «las aventuras de la hiena Tama»
Ver el cuento bedik n°4: «la niña que quería beber cerveza»
Lingüista: Adjaratou Oumar Sall
Imagen y sonido: Muriel Lutz. Asistente: Cheikh Tidiane Sall
Traducción: Marcel Camara
Montaje: Caroline Laurent
Video realizado en el marco del proyecto Sénélangues
Recordatorio: el menik es una lengua de la familia Níger-Congo (rama Atlántico Norte, grupo oeste-atlántico, subgrupo tenda) y comprende tres dialectos: el banapá, el biwol y el bëñolo. Une lengua en peligro de extinción, el bapen, más antigua que el menik ha sido encontrada en 1961 por la lingüista Marie-Paule Ferry. Esta lengua es probablemente la“madre” de las lenguas menik y oniyan (bassari). Es en la región de Kédougou, en la localidad de Bandafasi, donde se llevó a cabo nuestro rodaje, en dialecto banapá.
Los misionarios cristianos de NTM (New Tribes Mission), quienes fueron los segundos en trabajar sobre la lengua, estimaron en el 2002 el número de bedik de Senegal en 3380.
Lo vemos, con sólo un máximo de algunos millares de hablantes, la lengua menik puede ser considerada como en peligro a más o menos largo plazo. Constatamos sin embargo que, incluso si la mayoría de los hablantes habla fluidamente el idioma fula (llamado también pulaar o peul), el mandinka (malinké) y el francés, y lo usan día con día, la lengua se transmite todavía en los pueblos.
Los hablantes del menik, aunque estén perfectamente bien integrados a la cultura que los rodea y aunque tengan una gran permeabilidad de las otras lenguas con las cuales están en contacto, están unidos por un sólido sentimiento de identidad que protege su lengua.