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Las lenguas para salvaguardar conocimientos
La desaparición de una lengua no es solo una pérdida para la comunidad de sus locutores, sino también para nuestro conocimiento humano común de las matemáticas, de la biología, de la geografía, de la filosofía, de la agricultura y de la lingüística. |
David Harrison, lingüista estadounidense |
Una lengua es mucho más que un instrumento de comunicación, es también el vector de una manera de pensar, de una cultura, el depositario de la historia de un pueblo, de una mitología, de una cosmogonía, de una música… No sólo se pierden las palabras con una lengua, sino también una mirada sobre el mundo.
Por otro lado, las miles de lenguas que contabiliza hoy el planeta son los receptáculos de conocimientos importantes para el resto de la humanidad : por ejemplo, algunos científicos consideran que más del 80% de la flora mundial es aún desconocida para los Occidentales, aunque los locutores de lenguas en peligro conocen y utilizan esas plantas, especialmente en sus medicinas tradicionales.
¿Quien sabe que el curare, hoy utilizado universalmente en anestesia, solo ha sido conocido por los Europeos en el siglo XVI, cuando la conquista española de America del Sur puso en contacto a los colonos con los cazadores autóctonos que utilizaban esos extractos de plantas desde la noche de los tiempos ?
¿Quien sabe que la quinina viene del polvo de quinquina, utilizada por los Incas para aliviar la malaria y traída del Perú por los jesuitas solo en el siglo XVIII?
¿Quien sabe que un cuarto de los medicamentos prescritos hoy en día en los Estados Unidos es derivado de plantas que llegan de selvas tropicales?
Acá, estamos lejos del folclore o de lo pintoresco. Aquellos conocimientos son nuestra riqueza, desde Bruselas hasta Lambarene, desde Pekín hasta Antigua. Son útiles al conjunto de la humanidad y es capital actuar antes de que desaparezcan.