Imprimir |
28 de junio del 2011: artículo en el diario católico francés La Croix sobre los yaakus de Kenia que luchan por su lengua
«Minoría ultra minoritaria», como ellos mismos se designan con humor, los yaakus son tan sólo 4000 – 5000, pero sobre todo, son menos de una decena que todavía puede hablar su lengua, una lengua cushita de la familia afroasiática. Y aún más, estos últimos hablantes de lengua materna son todos ancianos, y su dominio de la lengua más o menos buena… Para decir si el yaaku peligra ¡la UNESCO considera que la lengua está extinta!
Establecidos en el bosque de Mukogodo, en el centro de Kenia, los yaakus vivían al principio de la caza, de la cosecha y de la recolecta de miel de abejas salvajes. Pero a finales del siglo XIX, la llegada de los masái cambia la jugada: estos guerreros famosos, ricos por sus rebaños, desprecian a los yaakus, menos numerosos y considerados inferiores porque no tienen posesiones. De esto resulta una aculturación progresiva: los yaakus empiezan actividades en la ganadería, dejan el bosque y optan por la ropa, el modo de vida y…la lengua de los masái.
Al cabo de un siglo, la asimilación es casi completa, ¡pero no del todo! Lingüistas y antropólogos extranjeros comienzan a interesarse en el tema desde hace unos diez años, e inmediatamente después, una asociación de defensa del pueblo yaaku ve la luz en el 2003. Los ancianos se dan cuenta en efecto que su lengua y su cultura van a desaparecer completamente y se ponen a enseñárselas a los niños.
Paralelamente, otra apuesta es capital para la supervivencia de de los yaakus como pueblo: el bosque de Mukogodo, uno de los raros bosques y primarios que subsisten en Kenia. Este bosque los protegió de los animales salvajes y enemigos, les alimentó con sus raíces y cuidó gracias a sus plantas, están pues muy unidos a éste lugar. Por otra parte, 2000 de ellos viven allí todavía en pequeñas aldeas.
Pero los masái y los samburu, otra etnia de la región, lo destruyen progresivamente para poner ahí su ganado. Para preservarla, los yaakus le reclaman hoy al gobierno un derecho de propiedad: « nuestra esperanza es que la nueva Constitución, que reconoce los derechos de las minorías, nos de voz en el capítulo », afirma Stephen Leriman, uno de los ancianos que todavía habla la lengua y quiere la supervivencia de su cultura.
Para leer el artículo completo (en francés)
Para leer nuestra ficha sobre el yaaku (en francés)