Imprimir |
Junio del 2011: artículos en la prensa internacional sobre la publicación del Diccionario asirio de Chicago, luego de 90 años de trabajo…
Sorosoro se interesa esencialmente en las lenguas vivas, pero no hemos resistido las ganas de compartir con nuestros lectores una historia extraordinaria que habla de una lengua muerta…
Se trata pues del acadio, una lengua semítica de Mesopotamia antigua, y de sus dialectos babilonio y asirio, hablados entre 2500 a.C y 100 d.C. Extinta desde hace dos milenarios, esta lengua es conservada sin embargo sobre tabletas de arcilla y de piedra, en Irak, Irán, en Siria y Turquía, y descifrada por investigadores desde hace dos siglos…
En 1921, un arqueólogo estadounidense de la Universidad de Chicago, James Henry Breasted, se lanzó en un proyecto del cual ignoraba su magnitud: ¡montar un diccionario completo de esta lengua a partir de sus rastros escritos! Murió 14 años mas tarde, después de haber reunido una cantidad de documentos, pero sin ver su gran obra terminada.
Pero la semilla estaba sembrada, y numerosos investigadores venidos de Viena, París, Copenhague, Jerusalén, Helsinki, Bagdad y Londres se unen en el transcurso de las décadas al ambicioso proyecto. Algunos habrán dejado allí su carrera entera…
Al final, la aventura duró 90 años, ya que el 21° y último volumen del Diccionario asirio de Chicago acaba de salir. Así, comprende hoy un total de 10,000 páginas y 28,000 palabras en escritura cuneiforme, una escritura inventada en el 4o milenario a.C, y la primera escritura conocida en el mundo.
Más que un diccionario simple, el resultado es en realidad una enciclopedia, abundante de toda clase de informaciones culturales, sociales e históricas sobre la vida en la sociedad antigua de Mesopotamia, hoy Iraq moderno: cartas de amor, recetas de cocina, documentos fiscales, prescripciones médicas, observaciones astronómicas, textos religiosos, contratos, epopeyas, poemas etc.
Encontramos allí también una gran cantidad de textos sobre el modo de leer el futuro: en el humo, las estrellas, la luna, o en el hígado de los borregos: por ejemplo, si la vesícula biliar era larga y puntiaguda, esto significaba la derrota para el rey enemigo; si el hígado contenía ciertos pliegues, esto podía indicar un viaje para el rey etc.
Cuando se le preguntó a Gil Stein, Director del Instituto de las Lenguas Orientales de la Universidad de Chicago, el interés de un diccionario sobre una lengua escrita por última vez hace 2000 años, y que sólo algunos científicos conocen, respondió sin vacilar: «El diccionario asirio nos da la clave para entrar en el mundo de la primera civilización urbana en el mundo. Casi todo lo que damos por sentado tiene su origen en Mesopotamia: el origen de las grandes ciudades, las sociedades estatales, la invención de la rueda, el modo de medir el tiempo y sobre todo la invención de la escritura».
No cabe duda que para estos investigadores grande fue la emoción de trabajar en la lengua de Sargón el Grande, rey de Acad, quien dirigía en el siglo XXIV a.C. lo que es famoso por haber sido el primer imperio mundial; la lengua que también utilizó Hammurabi hacia el 1700 a.C. para proclamar el primer código conocido en leyes; o incluso la lengua de la epopeya de Gilgamesh, primer obra maestra de la literatura mundial…
Para acceder al sitio del Diccionario
Para leer el artículo de CBS News