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14-16 de abril de 2011: serie de artículos en la prensa internacional acerca de la posibilidad del origen único de todas las lenguas del mundo
La hipótesis no es nueva, y ya ha sido desarrollada ampliamente por varios lingüistas, entre los cuales figura Merritt Ruhlen: todas las lenguas del planeta habrían descendido de una lengua original, también llamada lengua-madre, que dataría de aproximadamente unos 50 000 años y que habría sido hablada por el homo sapiens primitivo.
En 1991, el genetista Luigi Luca Cavalli-Sforza iba en el mismo sentido: el hombre moderno, muy probablemente originario de África, habría emigrado primeramente de Oriente Próximo, luego a través de Eurasia y finalmente hasta Australia y en América. Cavalli-Sforza se basaba en este postulado de inicio para establecer una correlación entre las evoluciones genéticas y las evoluciones lingüísticas: las lenguas se habrían diferenciado progresivamente en el curso de las migraciones de los diferentes grupos.
Esta vez, es Quentin Atkinson, un psicólogo evolucionarista neozelandés quien aporta su granito de arena a esta idea de lengua ancestral única, hablada hace 50000 – 70000 años, basándose en la genética de las poblaciones, totalmente como Cavalli-Sforza. Atkinson propone aplicar sobre las lenguas el principio de «efecto fundador»: cuando un pequeño grupo se desprende de una población dada, la diversidad genética de este grupo disminuye, y este fenómeno, repetido a merced de las migraciones, acabaría en una pérdida gradual de complejidad genética; del mismo modo, la complejidad de las lenguas disminuiría en el curso de las migraciones milenarias.
Y para demostrar su tesis, más que basarse en el estudio de las palabras, Atkinson se apoya en el estudio de los fonemas, es decir de las más pequeñas unidades de sonido. Estudió así 504 lenguas sobre los 5 continentes y estableció que las que son más abundantes en fonemas se situaban todas en África del Sur y del oeste, que sería pues la cuna de la lengua de origen, mientras que al final de línea de la migración, las lenguas que contenían los números de fonemas más pequeños se sitúan en las islas del Pacífico y en América del Sur: por ejemplo, la lengua ixu en África cuenta con 141 fonemas, el alemán en Europa tiene 41, el mandarín en China 32, el hawaiano 13 y el piraha en América del Sur 11.
Así, mientras más lejos de África hayan emigrado los pueblos, más fonemas habrían perdido sus lenguas. Esto constituiría para Atkinson la prueba de que, así como los humanos tendrían un origen único en África, las lenguas descenderían todas también de una lengua ancestral común, aparecida igualmente sobre el continente africano.
Sin duda, esta tesis suscitará debates animosos, entre promotores de la teoría de una lengua original única y defensores de la idea de la multiplicidad del origen de las lenguas…
Para saber más, vea la serie de articulos publicados en la prensa internacional:
En inglés: Science, The New York Times, The Wall Street Journal
En francés: Slate, Jeune Afrique